¡Muy buenas! Aquí estoy de nuevo después de la receta del helado frito (espero que lo hayáis hecho). Hoy os traigo una forma interesante de aprovechar alguna teja de forma decorativa. ¿Cómo? Muy fácil, usando la teja como lienzo, pintando lo que queramos y buscándole un huevo en la pared para que luzca.
En casa tengo unas cuantas, más las que he ido regalando. Me gustaría enseñaros todas pero poco a poco, hoy toca la de la iglesia y torre y de mi pueblo, La Algaba (Sevilla).
El proceso no es nada difícil, ya todo depende de lo bien o menos bien que se nos de a cada uno pintar lo que tengamos en mente.
Primero tenemos que limpiar bien la teja con un trapo húmedo y, una vez seca, darle dos manos de pintura blanca acrílica.
Después, aunque no es imprescindible pero ayuda bastante, dibujamos sobre la teja a lápiz un boceto de lo que queramos pintar. Y seguidamente, le damos color hasta conseguir el dibujo deseado.
Una vez seca la pintura, lo barnizamos con barniz en spray satinado.
Para finalizar, con alambres, le podemos hacer un colgador para poder ponerlo en la pared.
Y eso es todo, os dejo con la foto que usé de mi pueblo para hacer mi teja. Nos vemos pronto!
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